El 20 de mayo de 1992, cuando el Barça ganó su primera Copa de Europa, en Wembley, Sergi Roberto tenía tres meses y 13 días. Hoy, el centrocampista juvenil nacido en Reus ya ha debutado en la Liga, en la Copa y en la Champions y si no ha viajado a Londres con el plantel profesional es porque ha sido convocado para el Europeo sub 19 y porque Guardiola dispone de las 21 fichas. Roberto, un futbolista singular, más parecido a Lampard o a Cocu que a Xavi o Iniesta, lidera el relevo generacional del Barcelona en el momento en que los azulgrana regresan a Wembley para jugar su séptima final continental, el sábado contra el Manchester United.
Pasa el tiempo muy deprisa y las míticas dos torres del estadio inglés han sido sustituidas por un campo diseñado por Norman Foster de la misma manera que ha variado el perfil del Barça. Sergi Roberto, Marc Muniesa y Sergi Gómez pertenecen a la generación de 1992, un grupo diferente al que formaron en 1987 Messi, Piqué y Cesc, y que de alguna manera expresa la evolución del denominado perfil Barça. Hoy, 11 de los jugadores del filial son universitarios y todos los técnicos del fútbol base cuentan con una licenciatura profesional y trabajan con un contrato con dedicación exclusiva garantizado por tres años.
Asegurada la captación de las promesas, con la garantía de la marca Barça, se trata de desarrollar y perfeccionar el estilo. Ya no se habla de clonación, sobre todo desde que el equipo estuvo a punto de perder a Xavi por querer convertirlo en el sustituto de Guardiola, sino que el director deportivo, Andoni Zubizarreta, procura delimitar la figura y desarrollar el método a fin de que el perfil sea más importante que el nombre. Jamás habrá una copia de Guardiola ni de Xavi ni de Iniesta sino que se trata de dar con el concepto de juego y los valores que representa.
Un ejemplo muy interesante es el de Luis Enrique. Aunque el filial no ha jugado exactamente igual que el primer equipo, respetó la carta de naturaleza del club, ha producido futbolistas importantes y aportó un intangible muy a tener en cuenta por novedoso como es una competitividad extrema. Así las cosas, la prioridad sería que los nuevos futbolistas sean respetuosos con el ADN azulgrana y, al mismo tiempo, completen su formación con características propias de clubes rivales o hasta ahora desconocidas en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. El modelo sería Sergi Roberto.
Roberto expresa la evolución del juego del Barça, capaz de seguir generando igualmente futbolistas únicos como Thiago, mientras los rivales no dan con el antídoto. El protagonista de la transformación es Zubizarreta. El director deportivo era el portero en 1992. El día antes de la final, paró de dar vueltas en el entrenamiento, cansado de que Julio Salinas discutiera con Guardiola sobre los escalones que mediaban del césped al palco de Wembley: "38", apostaba Julito. "39", replicaba Guardiola. "Que os parece si mañana jugamos, ganamos, subimos al palco y contamos los escalones", interrumpió el portero.
Zubi continúa compartiendo hotel con Guardiola 19 años después, y ayer, en Watdforf, 50 kilómetros al norte de Londres, comparó las sensaciones de 1992 con las de 2011: "Entonces nos apremiaba la necesidad más absoluta, el deber de cumplir, ganar un trofeo nunca conseguido. Los recuerdos eran negativos por la fatalidad de Berna y Sevilla. 'Ahora o nunca', nos decíamos. Hoy, con tres Copas, es distinto. Tenemos un equipo acostumbrado a competir en lo más alto, un club estable y sabemos que otro título nos colocaría en la élite absoluta".
Zubizarreta dejó que fuera Alexanco quien levantara la Copa para después pagar con el despido la goleada de Atenas, el principio del fin de la era Cruyff. Desde entonces, el Barça ha ganado 11 de las 21 Ligas de la historia de la entidad, un Mundial de Clubes, tres Supercopas de Europa, ocho de España, cuatro Copas del Rey y la Recopa de Berna. A efectos contables, el dream team ganó uno de cada dos títulos en juego mientras que el equipo de Guardiola ha ganado tres de cada cuatro: nueve de 12. Alcanzado el santo grial en Wembley, el equipo sumó dos Copas de Europa más y afronta su 17ª final entre todas las competiciones europeas, una más que el Real Madrid.
El Barça, que consiguió el doblete en 1992, 2006 y 2009, ha sido el único campeón de las grandes Ligas que ha revalidado el título tras el Mundial 2010. El resultado de la final no condicionará por vez primera su política. El club se propone fichar al menos un delantero y un central e intentará renegociar la compra de Cesc. La incorporación del delantero se supone más compleja en tanto que necesita congeniar con Messi.Refuerzos que hay que buscar en el mercado porque aún no los ha generado, por más que se apuesta a medio plazo por Deulofeu. El símbolo ahora mismo es Sergi Roberto, nacido el mismo año en que el Barça ganó su primera Copa de Europa en Wembley, y señal de un saludable crecimiento.
Fuente: ElPais.com